Todos quisieran saltarse los conflictos económicos y es relativamente fácil conociendo lo que los provoca:
Privilegiar los bienes materiales más que la relación de pareja. Al respecto la Universidad Brigham Young y la Universidad William Jefferson encontraron que las parejas que son materialistas están en la parte más baja en la escala de felicidad. Porque poseer más y más cosas que no te satisfacen.
Conflictos por hábitos financieros. Tener diferencias de criterio de cómo se gasta el dinero, sentir que la pareja lo malgasta, son una de las causas más comunes de divorcio. Incluso en el trabajo de Jeffrey Dew dice: “Parejas que ahorran son las más felices”, hay que conversar hasta definir un proyecto común, presupuestarlo y disciplinarse.
Tratar de imponer comportamientos. La disciplina no incluye el control obsesivo del gasto familiar. El consumo familiar con sus beneficios y sacrificios debe sentirse equilibrado y justo para todos.
Los roles impuestos no funcionan. Por ejemplo, no tendría por qué el hombre encargarse de las finanzas de largo plazo y la mujer del menudeo. El único rol es estar dispuesto a servir en lo que haga falta, ser todo terreno al interior de la pareja.
Imponer una organización sin considerar la forma de ser de las personas; imaginemos una pareja en que uno es más gastador y el otro ahorrativo, entonces lo conveniente sería que el ahorrativo se encargue del presupuesto familiar. Las personas no cambian fácilmente, y en vez de tener constantes peleas, mejor adaptar el manejo del presupuesto familiar a la forma de ser de las personas.
Las deudas sin control, las compras impulsivas siempre estresarán la relación de pareja. Es urgente y prioritario mantenerlas bajo control.
Te sugerimos ver los mensaje correspondiente al tema “Pensando y soñando mi vida familia” y en especial el “5. Presupuesto”.
Para reflexionar responde las siguientes afirmaciones.