Nuestra cultura parece asociar el sexo con la juventud y la libertad. Esto en una pareja no existe y no es una mala noticia.
Porque hay una mejor noticia, no hay nada más liberador que crecer e ir madurando en las diversas etapas de la vida, entender y disfrutar las nuevas etapas, y con satisfacción ponerles un “tic” a las superadas, dejando atrás lo que nunca se repetirá.
Simplificando, madurar la sexualidad en pareja, es intentar manejar tan bien el sexo como los demás aspectos de la vida.
Otra cosa es dejar que la rutina se apodere de la intimidad, esta adormece los sentidos, arruina el amor, se traga la emoción y la alegría. Y debe ponerse el máximo esfuerzo para que eso jamás, jamás ocurra. En el próximo mensaje “Una sexualidad plena y placentera”, se aborda a cabalidad estos conceptos.
Para reflexionar responde la siguiente afirmación.