Conocer los talentos personales, central para la madurez y el autoconocimiento.
Para descubrirlos, no basta con la sola reflexión personal -introspección-, sino que se requiere, primero, experimentar en los más variados ámbitos posibles. La observación de los efectos de tu actuar en los demás y en ti mismo permitirá una autoevaluación.
Hay muchos métodos. A continuación, se expone -de manera muy simple- quizás, el más conocido.
Primer paso
Repasa una experiencia -un momento feliz- de la vida; como cuando sonreíste, animaste a alguien, entretuviste a otro, enseñaste, aconsejaste, entregaste tu tiempo, etc. Necesitarás repasar cada una de estas experiencias varias veces y con distintos estados de ánimo. Ejemplo: “recordando mi niñez y juventud, me di cuenta que me encantaba jugar y estar con mis primos y tenia habilidades relacionándome”.
Segundo paso
Pregúntate ante lo vivido, ¿cómo me sentí?, ¿con qué intensidad?, ¿agradado?, ¿bien?, ¿muy bien?, ¿feliz?, y ¿se repitió?. Toma tiempo calificar el sentir e investigar las causas, ¿por qué me sentí así?, ¿qué ocurrió?… Ejemplo: al jugar entre amigos con un objetivo común me sentía cómodo y aportando al buen ambiente.
Tercer paso
Pregúntate también, cómo se sintieron las personas a mi alrededor y por qué se sintieron así. En fin, ¿por qué me gustó la experiencia? Ejemplo: “a través estos encuentros, nuestra amistad se acrecentaba y siempre me invitaban. El jugar juntos, fomentar la unión y provocar un buen ánimo, me gustaba mucho”.
Con este proceso has logrado identificar uno de tus talentos. Para buscar otro, corresponde realizarlo nuevamente con otras experiencias.
Así también, ayuda a tu pareja a descubrir sus talentos. Esto favorecerá un mayor conocimiento y unión entre ambos. Recuerda que ustedes llegarán tan lejos como sean capaces individualmente y en conjuntos.
Para reflexionar responde las siguientes afirmaciones.