Quizás uno de los conflictos más frecuente y normales es cuando una de las partes no tiene ganas:
Esta situación siempre va a ocurrir, es inherente a la pareja compuesta por dos personas distintas; lo que hay que cuidar son las decepciones reiteradas que generan resentimientos. Aquí la buena comunicación es vital y urge conversar del tema.
Como en cualquier conflicto que quiera resolverse de verdad no debe ser tratado en el momento crítico con una alta carga de emociones.
Luego en un ambiente tranquilo, sin carga emocional, conversar desde lo que se siente y sin importar lo intenso de las emociones, sin escándalo, con transparencia y escuchando en paz.
Durante la conversación, corresponde preguntarse desde el amor, ¿Qué vale más?, mi demanda, mi necesidad, mi placer o desarrollar con racionalidad mi relación de pareja. Por otra parte, preguntarse si soy capaz de empatizar con la tensión, necesidades y carencias de mi pareja u opto por mi falta de energía y/o entusiasmo.
Para reflexionar responde las siguientes afirmaciones.