Sin importar su naturaleza, el valor de las cosas no provienen de ellas mismas, sino del interés que las personas ponen en ellas.
Esto se entiende mejor preguntándose por la prioridad que tienen las actividades que te atraen e interesan; cuánto tiempo les dedicas y porqué, en qué lugar del corazón están y con qué sentimientos. Esto refleja tus reales intereses y el valor que les otorgas.
Habiendo meditado sobre lo que realmente te interesa, ¿en qué lugar queda tu pareja y tu familia? La claridad de la respuesta importa porque, necesariamente, de entre las muchas opciones, hay que elegir unas en desmedro de otras, lamentablemente hay que priorizar. El cómo priorizas, con qué criterios, sentimientos y la coherencia con tus intereses, te permitirá no sentirte traicionado por tus propias decisiones.
Hay ocasiones en que las personas eligen de manera más impulsiva sin meditar mucho. Esto está bien en decisiones irrelevantes, pero no en aquellas que acarreen consecuencias importantes. En estos casos, se requiere tomar el máximo de conciencia posible. Todo esto, lo abordaremos en los próximos mensajes.
Para reflexionar, responde lo siguientes.