Una visión de vida personal -lo que se quiere ser y hacer- requiere describirla y ojala por escrito, gracias a su claridad facilita el inicio de su realización, además serenará la búsqueda existencial, estabilizará los propósitos, y nos ayudará a ordenar y priorizar las actividades.
Una visión bien concebida, demanda tiempo y trabajo para estudiar, consultar y reflexionar, pero vale la pena. Ponerla por escrito ayuda a una mayor conciencia y posterior realización. Pues podrás repasarla, detallarla y ajustarla según las circunstancias. De este modo, evitamos zigzaguear entre diversos proyectos de vida que, al final, dejan un sabor a vacío existencial o, en la vejez frustración.
La visión no es una lista de objetivos concretos que llenan de ansiedad. Es más bien una descripción conceptual, corta, simple y llena de convicción de lo que se quiere ser. La convicción importa sin ella no habrá estabilidad, ni entusiasmo por la visión, la convicción se siente simultáneamente racional y afectiva.
Y como se ha dicho en los mensajes anteriores, al reflexionar sobre la visión debieran sopesarse los diversos intereses, talentos y estimar su factibilidad, junto con un consenso mínimo de pareja, además de dedicarle todo el tiempo que se requiera.
Para reflexionar responde las siguientes afirmaciones: